miércoles, 13 de diciembre de 2006

LA CASA REPUBLICANA

LA CASA REPUBLICANA
Después de concluir la etapa de la insurgencia, y consolidada la emancipación, los patricios trujillanos mantuvieron sus lasos de dependencia cultural. Siempre atentos a los influjos europeos, cogieron de estos sus moldes y continuaron con la edificación al compás del neoclásico, estilo que Introdujera el arquitecto español, el presbítero Matías Maestro a principios del siglo XIX, y que tuviera en el pardo libre trujillano. Evaristo Noriega, a su vez importante representante.
Las principales construcciones se van concretando en la década del 40, momento en que la economía regional se ha robustecido y permite este tipo de inversiones. De estos años son las casas de corte palaciego como Iturregui, de la Emancipación, Ganosa Orbegoso, Martínez de Pinillos, entre muchas. Vale decir, es notorio el febril interés por remodelar o construir nuevas viviendas a costa de la destrucción de las casas barrocas.
Es necesario advertir en estas nuevas concepciones arquitectónicas, la continuación del trazo y distribución en base al eje, que iniciándose en el zaguán y llegando hasta la huerta, pasando por el patio, salón principal como aún se le llama, la cuadra y traspatio. Es decir, los ambientes van desarrollándose en torno a espacios abiertos como son los patios y la huerta. Esta última mantiene su sentido funcional por los árboles frutales y por ser zona de servicio.
Una característica esencial en su aspecto espacial es la rigidez de una distribución axial, lo que no se observa en el momento barroco, por cuanto el artista tiene una mayor libertad para tratar los espacios.
La decoración mural trata de figurar el escaso mármol de la zona, quedando como una escenografía de jaspes y enchapes.

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